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Línea de empaquetado de cartones de leche. jorge peteiro

La leche es uno de los alimentos que ha sufrido un cambio más llamativo en las últimas dos décadas, tanto en sus procesos de producción y tratamiento como en la llegada al mercado. La base sigue siendo la misma: la vaca lechera, pero el modelo de comercialización ha sufrido un completo giro.

Hace veinte años aún era frecuente ver por los pueblos de Asturias lecheras repartiendo leche a domicilio. La normativa sanitaria de la Unión Europea acabó con esa práctica y obligó a las industrias a aplicar tecnología que garantizase la calidad y duración de los productos que llegan al mercado.

Por eso la escrupulosa higiene en los procesos de tratamiento de la leche y elaboración de productos lácteos, unida al empleo de la tecnología más avanzada son en estos momentos las bazas que emplean las industrias para conseguir un producto perfecto,

Expertos como Javier Echevarría, director general de Central Lechera Asturiana, aseguran que una vez que la leche llega al consumidor cuenta con todas sus propiedades nutritivas intactas, con el valor añadido de un tratamiento que evita cualquier riesgo para la salud. Alrededor del proceso de tratamiento y envasado pivotan otras operaciones como la cata periódica de los productos para establecer posibles cambios adaptados a los nuevos gustos del mercado, o el desarrollo de alimentos enfocados al cuidado de la salud.

Un ejemplo de sofisticación tecnológica es la planta de embotellado de Granda, donde existe un compartimiento completamente aislado en el que se comprueba que las botellas no tengan ningún fallo.

En el proceso de envasado también se vigilan detalles como la temperatura de la leche en el envase, que debe estar entre 25 y 26 grados.

Una vez en el almacén cada palé va etiquetado e identificado. El objetivo es seguir la pista a toda la leche que sale de la fábrica. Si el consumidor quisiera, podría saber de qué ganadería procede la leche que se está tomando. Para eso se aplica una normativa de «trazabilidad» a la que obliga el Ministerio de Medio Ambiente.

De las fábricas lácteas salen otros productos como yogures, mantequilla, quesos, leche en polvo o bases lácteas. En todos, la materia prima es la misma: la leche.
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